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A modo de
ilustración, adoptamos la alegoría del viaje
inaugural del crucero Titanic, en donde el capitán
se arriesga a atravesar el Atlántico a máxima
velocidad, a pesar de las condiciones de pobre visibilidad y del
conocido peligro de chocar con un iceberg. Ahora
imagínense que el Titanic hubiera dispuesto de un
radar, pues hubiera podido dar un giro a tiempo al ver el
fatídico iceberg en su pantalla, ¿no es cierto? En
el caso de nuestra civilización, el iceberg al que
aludimos es el cambio climático, y el radar es la
Ciencia. La Ciencia nos permite ver hacia el futuro cuando se
trata de fenómenos físicos como los movimientos de
los planetas, y en el caso de interés, el calentamiento
global. Esto a pesar de la comprobada confiabilidad de la Ciencia
en el dominio físico, lo cual resultó esencial a la
humanidad para llegar a la Luna o diseñar las computadoras,
¡sin hablar de las armas atómicas de
destrucción mutua asegurada! Resulta sorprendente que, en
esta década, nuestra civilización prefiere
desconocer lo que aparece en su radar: un aumento de la
temperatura del aire de un promedio de cuatro grados
centígrados antes del año 2100, un aumento de un
metro del nivel del océano, más sequias extendidas,
más tormentas y más inundaciones. A consecuencia de
ello, se estima que habrá extensas hambrunas y millones de
refugiados climáticos.
¿Qué nos está pasando? Esta
alegoría no se acaba allí, aparecen aún
más icebergs en el camino, y éstos no son todos
visibles en el radar de las ciencias físicas. Se llaman,
por ejemplo, "Economía
sin crecimiento", "Ecosistemas en descomposición"
o "Sexta extinción
de especies (ref.)".
Una pregunta obvia sería cuál es el origen de
nuestra resistencia a absorber información nueva que
contradiga nuestra percepción fallida de la realidad y que
impida que reaccionemos.
A modo de
hipótesis, propondríamos la seducción por el
consumismo. Concluimos nuestra alegoría del Titanic, observando que
semejante falsa seguridad habitaba a los pasajeros de primera
clase que se pasaban el tiempo en diversiones.
Creemos que el 24 de
septiembre podemos hacer una diferencia, contribuyendo a una
creciente concientización de la sociedad, a través
de nuestros familiares, colegas, amig@s... Es urgente
sensibilizar la sociedad civil de la necesidad de reaccionar y
de construir otro tipo de sociedad.